Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



lunes, 11 de enero de 2010

De Ninguna Manera Pastor, la Gracia No Va de Eso

Estoy leyendo El Despertar de la Gracia de Charles R. Swindoll por recomendación de una de mis hermanas de la iglesia.

Su lectura me ha hecho venir a la cabeza una de las preguntas que me hacía años atrás, mi primer pastor.

Cómo vas a pagarle a Dios por tu Salvación, Rents?

Y yo, en mi ignorancia supina de las cosas de Dios, yo, que todavía no entendía el concepto de Gracia, aventuraba una respuesta:

Perdonando a los que nos causan mal Pastor, erraba estrepitosamente; Orando por los que no tienen nadie que ore por ellos, fallaba inmisericordemente.

Porque por muchas cosas que intentaba discurrir que qué era aquello que me haría digno de la Salvación recibida, nunca daba con la respuesta.

En mi estrecha y miope mentalidad catalana propia de una sufrida clase media, uno no podía recibir algo de nadie sin pagarlo antes, y si Dios nos daba la Salvación no podía ser por nada.

Tardé años en entender el concepto de Gracia divina, en entender el hecho de que mi culpa había sido pagada por otro, de que mi acceso a la Vida Eterna no era fruto de mi esfuerzo, dedicación, altruismo, oración, sino que era precisamente al revés, es decir, que mi esfuerzo, dedicación, altruismo y oración derivaba de mi Salvación, del trabajo hecho por Jesús en mi lugar, de su aceptación voluntaria de pagar la culpa de su pueblo.

Cómo vas a pagarle a Dios por tu Salvación, Rents?

De ninguna manera Pastor, si uno paga el precio del regalo que recibe, deja de ser un regalo, ya sabes, Si es por obras ya no es por Gracia...

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