Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



sábado, 22 de mayo de 2010

De que A Roma No Se Va por Ahí...


Y el monaguillo, sin levantar los ojos del suelo, se acercó al Santo Padre y lleno de humildad le preguntó...

Santo Padre, Santo Padre, si cada día oro a Dios sin cesar, sirvo a los demás anteponiendo sus necesidades a las mías, estudio la Biblia sometiéndome a ella, salgo a predicar a las calles el Evangelio, hago obras de caridad sin importar el destinatario, no devuelvo jamás mal por mal...

Llegaré algún día a ser como usté...?

Jejeje
, contestó el Santo Padre, Jamás hijo mío, jamás...
Cierto, ese no es el camino que lleva a Roma...