Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



sábado, 5 de junio de 2010

De Cuáles Son los Errores del Catolicismo a la Hora de Definir qué Es la Justificación (2)

Segunda parte de la serie sobre los errores del catolicismo en relación a la justificación.

Aconsejo que se lea la primera parte de esta serie para entender un poco de qué se habla.

Ahora bien, recordemos qué dice el Catecismo de la iglesia católica en relación a la justificación.
Si alguno dice que sólo por la fe el impío es justificado; en tal sabiduría como lo dice, que no se requiere ninguna cooperación en la obtención de la Gracia de la Justificación y de que en ninguna forma es necesario que él esté preparado y dispuesto para moverse de acuerdo a su propia voluntad; sea anatema...
Concilio de Trento, Cánones sobre Justificación, Canon 9
Fijémonos en la parte inicial, es decir,
Si alguno dice que sólo por la fe el impío es justificado; en tal sabiduría como lo dice, que no se requiere ninguna cooperación en la obtención de la Gracia de la Justificación...
En la primera parte de esta serie vimos la contradicción de la idea misma del tener que obrar para obtener una Gracia puesto que una Gracia es un favor inmerecido.

Ahora bien, lo que el catecismo dice es que la justificación no viene solo por la fe, y que ésta no puede venir si el hombre no coopera, es decir, uno es justo por fe... y obras.

No obstante, veamos qué nos dice la Biblia en relación a la conexión entre fe y justificación,
Justificados por fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Romanos 5:1

Y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia, que se basa en la Ley, sino la que se adquiere por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios y se basa en la fe.
Filipenses 3:9

Pues ¿Qué dice la Escritura? Y Abraham creyó á Dios, y le fue contado por justicia.
Romanos 4:3
En ningún lugar de la Biblia vemos que la justificación vaya acompañada de las obras, entonces, por qué el catolicismo une indivisiblemente una cosa y la otra?
Porque confunden la Santificación (Proceso que dura toda la vida y en el que es básico el obrar...) con la Justificación.

Según la Biblia, la justificación es la manifestación de Dios sobre el pecador en la que el Señor declara el pecador como Justo delante de él.

Esta declaración se realiza en atención a los méritos y las obras de Jesús, es decir, en la cruz se produce una transferencia de justícias, Jesús acepta voluntariamente recibir en él el castigo por el pecado que le corresponde a su pueblo mientras que a éste se le imputa la justicia -la vida sin pecado- de Jesús.

Esto hace posible que el creyente tenga acceso directo a Dios pues su alma ha sido purificada, es decir, por muy buenas obras que haga una persona, por mucho que procure alejarse del pecado, el susodicho tarde o temprano pecará.

El pecado barra el camino de cualquier hombre para tener comunión con Dios pues ninguna alma impura puede pasar no una eternidad, sino un solo instante en la presencia de Dios.

Cuántos pecados bastaron para que Adán y Eva fueran expulsados del Edén?

Uno, solo uno.

Por tanto, cuando los católicos intentan expiar sus pecados a base de penitencias, lo que hacen es demostrar que ni entienden qué es el pecado ni han leído el libro de Hebreos.

En efecto, en dicho libro se nos dice por un lado que la única forma de expiar el pecado es mediante el derramamiento de sangre,
22 Y según la Ley, casi todo es purificado con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay remisión.
Pero, por qué es necesario el derramamiento de sangre?

Porque en la sangre está la vida...
4 Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.
Génesis 9

11 porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas, pues la misma sangre es la que hace expiación por la persona.
Levítico 17

... y Dios ha declarado que el alma que pecare morirá, es decir, que quien peque será desprovisto de vida eterna, de comunión con Dios por toda la eternidad.

Pero decía que el libro de Hebreos es clave para entender el absurdo de la expiación de pecados a base de oraciones, penitencias y demás pues en dicho libro se nos revela que el sacrificio de Jesús fue no sólo el último mediante el cual se expían pecados, sino suficiente para redimir a su pueblo, su Iglesia.

Veámoslo,
12 ...entró (Jesús) una vez para siempre en el Lugar santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

25 Y no entró para ofrecerse muchas veces, como entra el Sumo sacerdote en el Lugar santísimo cada año con sangre ajena.

26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los tiempos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.

[...]

28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que lo esperan.

Hebreos 9

El siguiente capítulo, es aún más concluyente,
10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.

11 Ciertamente, todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.

12 Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios
.
Y culmina diciendo,
14 Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

15 El Espíritu Santo nos atestigua lo mismo, porque después de haber dicho:


16 «Este es el pacto que haré con ellos
después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en sus corazones,
y en sus mentes las escribiré»,

17 añade:
«Y nunca más me acordaréde sus pecados y transgresiones»,

18 pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado.
Hebreos 10
El dogma católico barra al que cree en él el paso a vida eterna, por qué?

Porque la persona no cree que Jesús haya pagado por sus pecados y resucitado como manifestación de la aceptación de su sacrificio, pues los catequistas creen que dicho sacrificio no fue suficiente y que por tanto, ellos deben hacer esto y aquello para purificarse, es decir, no creen el Evangelio de la Buena Nueva.

Y si no hay fe en el sacrificio suficiente de Jesús, no hay imputación de la justicia del Señor, y si no hay imputación no hay purificación del alma, y si no hay purificación del alma no hay comunión con Dios por toda la eternidad.

De ahí que debamos advertir siempre a los católicos que están creyendo una doctrina que no da vida eterna.

El Evangelio es creer que Jesús, el Verbo de Dios hecho carne, ha hecho todo lo que es necesario para hacernos justos ante el Padre, por eso Pablo dice en Romanos,
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica
Exacto, Dios es el que justifica a los de la fe de Jesús porque la justificación viene por creer de todo corazón en el trabajo expiatorio de Jesús.

En resumen, nadie es más justo delante de Dios por hacer buenas obras o por alejarse en la medida de lo posible del pecado y sobretodo, nadie puede expiar un pecado mediante el sufrimiento y penitencia.

Continuaré esta serie en una próxima entrada, que esta me ha vuelto a salir larguita.

Mientras tanto dad gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo.



Actualización

Rebuscando información sobre la doctrina católica de la Justificación para seguir con esta serie, me he topado con un documento redactado conjuntamente por la iglesia luterana y la católica, en relación al tema que nos ocupa.

Transcribo los aspectos más interesantes del documento (Puesto que desdice al Concilio de Trento...) para deleite de grandes y pequeños:
3. La interpretación común de la justificación

14. Las iglesias luterana y católica romana han escuchado juntas la buena nueva proclamada en las Sagradas Escrituras. Esta escucha común, junto con las conversaciones teológicas mantenidas en estos últimos años, forjaron una interpretación de la justificación que ambas comparten. Dicha interpretación engloba un consenso sobre los planteamientos básicos que, aun cuando difieran, las explicaciones de las respectivas declaraciones no contradicen.

15. En la fe, juntos tenemos la convicción de que la justificación es obra del Dios trino.
El Padre envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. Fundamento y postulado de la justificación es la encarnación, muerte y resurrección de Cristo. Por lo tanto, la justificación significa que Cristo es justicia nuestra, en la cual compartimos mediante el Espíritu Santo, conforme con la voluntad del Padre.
Juntos confesamos: «Solo por gracia mediante la fe en Cristo y su obra salvífica y no por algún mérito nuestro, somos aceptados por Dios y recibimos el Espíritu Santo que renueva nuestros corazones, capacitándonos y llamándonos a buenas obras».
La primera vez que leí esto me dije, WOW!
Después me acordé de que siempre hay que leer la letra pequeña...

Sigamos.
16. Todos los seres humanos somos llamados por Dios a la salvación en Cristo. Solo a través de Él somos justificados cuando recibimos esta salvación en fe.
La fe es en sí don de Dios mediante el Espíritu Santo que opera en palabra y sacramento en la comunidad de creyente y que, a la vez, les conduce a la renovación de su vida que Dios habrá de consumar en la vida eterna.

17. También compartimos la convicción de que el mensaje de la justificación nos orienta sobre todo hacia el corazón del testimonio del Nuevo Testamento sobre la acción redentora de Dios en Cristo: Nos dice que en cuanto pecadores nuestra nueva vida obedece únicamente al perdón y la misericordia renovadora que de Dios imparte como un don y nosotros recibimos en la fe y nunca por mérito propio cualquiera que este sea.

18. Por consiguiente, la doctrina de la justificación que recoge y explica este mensaje es algo más que un elemento de la doctrina cristiana y establece un vínculo esencial entre todos los postulados de la fe que han de considerarse internamente relacionados entre sí. Constituye un criterio indispensable que sirve constantemente para orientar hacia Cristo el magisterio y la práctica de nuestras iglesias.
Cuando los luteranos resaltan el significado sin parangón de este criterio, no niegan la interrelación y el significado de todos los postulados de la fe.
Cuando los católicos se ven ligados por varios criterios, tampoco niegan la función peculiar del mensaje de la justificación.
Luteranos y católicos compartimos la meta de confesar a Cristo en quien debemos creer primordialmente por ser el solo mediador (1 Ti 2:5-6) a través de quien Dios se da a sí mismo en el Espíritu Santo y prodiga sus dones renovadores.
Altoaltoalto... Cristo solo mediador?

Mala notícia para los marianos...

4.1 La impotencia y el pecado humanos respecto a la justificación


19. Juntos confesamos que en lo que atañe a su salvación, el ser humano depende enteramente de la gracia redentora de Dios.
La libertad de la cual dispone respecto a las personas y las cosas de este mundo no es tal respecto a la salvación porque por ser pecador depende del juicio de Dios y es incapaz de volverse hacia él en busca de redención, de merecer su justificación ante Dios o de acceder a la salvación por sus propios medios.
Aquí tenía los ojos tan abiertos que un poco más y se me caen sobre el pc...

Sigamos.
La justificación es obra de la sola gracia de Dios.
Puesto que católicos y luteranos lo confesamos juntos, es válido decir que:

20.Cuando los católicos afirman que el ser humano «coopera", aceptando la acción justificadora de Dios, consideran que esa aceptación personal es en sí un fruto de la gracia y no una acción que dimana de la innata capacidad humana.

21.Según la enseñanza luterana, el ser humano es incapaz de contribuir a su salvación porque en cuanto pecador se opone activamente a Dios y a su acción redentora. Los luteranos no niegan que una persona pueda rechazar la obra de la gracia, pero aseveran que solo puede recibir la justificación pasivamente, lo que excluye toda posibilidad de contribuir a la propia justificación sin negar que el creyente participa plena y personalmente en su fe, que se realiza por la Palabra de Dios.

4.2 La justificación en cuanto perdón del pecado y fuente de justicia

22.Juntos confesamos que la gracia de Dios perdona el pecado del ser humano y, a la vez, lo libera del poder avasallador del pecado, confiriéndole el don de una nueva vida en Cristo.
Cuando los seres humanos comparten en Cristo por fe, Dios ya no les imputa sus pecados y mediante el Espíritu Santo les transmite un amor activo.
Estos dos elementos del obrar de la gracia de Dios no han de separarse porque los seres humanos están unidos por la fe en Cristo que personifica nuestra justificación (1 Co 1:30): perdón del pecado y presencia redentora de Dios.
Puesto que católicos y luteranos lo confesamos juntos, es válido decir que:

23. Cuando los luteranos ponen el énfasis en que la justicia de Cristo es justicia nuestra, por ello entienden insistir sobre todo en que la justicia ante Dios en Cristo le es garantida al pecador mediante la declaración de perdón y tan solo en la unión con Cristo su vida es renovada. Cuando subrayan que la gracia de Dios es amor redentor («el favor de Dios»)[12] no por ello niegan la renovación de la vida del cristiano. Más bien quieren decir que la justificación está exenta de la cooperación humana y no depende de los efectos renovadores de vida que surte la gracia en el ser humano.

24. Cuando los católicos hacen hincapié en la renovación de la persona desde dentro al aceptar la gracia impartida al creyente como un don, quieren insistir en que la gracia del perdón de Dios siempre conlleva un don de vida nueva que en el Espíritu Santo, se convierte en verdadero amor activo. Por lo tanto, no niegan que el don de la gracia de Dios en la justificación sea independiente de la cooperación humana

4.3 Justificación por fe y por gracia

25. Juntos confesamos que el pecador es justificado por la fe en la acción salvífica de Dios en Cristo.
Por obra del Espíritu Santo en el bautismo, se le concede el don de salvación que sienta las bases de la vida cristiana en su conjunto. Confían en la promesa de la gracia divina por la fe justificadora que es esperanza en Dios y amor por él. Dicha fe es activa en el amor y, entonces, el cristiano no puede ni debe quedarse sin obras, pero todo lo que en el ser humano antecede o sucede al libre don de la fe no es motivo de justificación ni la merece.

26.Según la interpretación luterana, el pecador es justificado sólo por la fe (sola fide). Por fe pone su plena confianza en el Creador y Redentor con quien vive en comunión. Dios mismo insufla esa fe, generando tal confianza en su palabra creativa. Porque la obra de Dios es una nueva creación, incide en todas las dimensiones del ser humano, conduciéndolo a una vida de amor y esperanza. En la doctrina de la «justificación por la sola fe» se hace una distinción, entre la justificación propiamente dicha y la renovación de la vida que forzosamente proviene de la justificación, sin la cual no existe la fe, pero ello no significa que se separen una y otra. Por consiguiente, se da el fundamento de la renovación de la vida que proviene del amor que Dios otorga al ser humano en la justificación. Justificación y renovación son una en Cristo quien está presente en la fe.

27. En la interpretación católica también se considera que la fe es fundamental en la justificación.
Porque sin fe no puede haber justificación.
El ser humano es justificado mediante el bautismo en cuanto oyente y creyente de la palabra. La justificación del pecador es perdón de los pecados y volverse justo por la gracia justificadora que nos hace hijos de Dios.
En la justificación, el justo recibe de Cristo la fe, la esperanza y el amor, que lo incorporan a la comunión con él. Esta nueva relación personal con Dios se funda totalmente en la gracia y depende constantemente de la obra salvífica y creativa de Dios misericordioso que es fiel a sí mismo para que se pueda confiar en él. De ahí que la gracia justificadora no sea nunca una posesión humana a la que se pueda apelar ante Dios.
La enseñanza católica pone el énfasis en la renovación de la vida por la gracia justificadora; esta renovación en la fe, la esperanza y el amor siempre depende de la gracia insondable de Dios y no contribuye en nada a la justificación de la cual se podría hacer alarde ante Él (Ro 3:27).
Pasmoso...

Ahora bien, la próxima vez que un seminarista católico enseñe la Justificación, tomará el material del Concilio de Trento o de esta declaración conjunta?

Mientras meditáis sobre ello, dad Gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...