Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



sábado, 3 de julio de 2010

De que Apocalipsis 3:20 No Es una Arma Arminiana...


Uno de los versículos más empleados por el arminianismo para reforzar su evangelismo pop es Apocalipsis 3:20, donde el Señor dice,
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
En dicho versículo se pretende demostrar por una parte, que la Salvación depende de la aceptación libre y última del ser humano ante el ofrecimiento del Señor; y por la otra, lo correcto del evangelismo light el cual va siempre acompañado de su edulcorado Acepta a Cristo como tu Salvador personal y de su empalagoso Deja que Cristo entre en tu corazón...

Este método de evangelismo es nocivo pues no solo se centra en el hombre -que es quien al final decide si opta por ser salvo o no- si no que hace el sacrificio de Jesús en la cruz potencialmente inútil, intranscendente para la humanidad pues en un mundo como el nuestro, quién optaría por negarse a sí mismo y anteponer las necesidades ajenas a las propias...?

Ahora bien, el punto clave para desgranar el hilo que nos lleve a hundir el argumento arminiano es situar el versículo en su contexto.
En efecto, de entrada hemos de preguntarnos a quién van dirigidas las palabras de Jesús.

Y la respuesta es: a los miembros de la iglesia de Laodicea.
14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:
Jesús se dirige a fieles, a creyentes, no a inconversos que escuchan el ofrecimiento de evangelismo del Señor y meditan si les conviene recibir vida eterna ya mismo o lo dejan para después de comer.

Pero sigamos con el contexto; en los versículos 15 y 16 vemos a Jesús lanzando una acusación contra los miembros de dicha iglesia.

Esta acusación no es ni condenatoria ni airada, sino fruto del Amor, tal como demuestra el versículo 19,
19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo
En efecto, Dios solo corrije y disciplina a los suyos, tal como nos recuerda el autor de Hebreos
5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por Él;


6 Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.

[...]

8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.

Hebreos 12
Exacto, la disciplina del Señor, la corrección para no desviarse del Camino, la santificación es aquello que Jesús menciona en Juan 15,
2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Nótese que Jesús dice que será limpiado todo el que lleve fruto, lo cual refuerza la idea de que las palabras de Jesús no van dirigidas a inconversos si no a creyentes.

Frenadme porque divago... Veámos al fin, cuáles son las palabras que Jesús dirije a la iglesia de Laodicea,
15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !!Ojalá fueses frío o caliente!

16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Jesús les está diciendo a los miembros de Laodicea que es cierto que son creyentes y forman parte de su iglesia, pero que al mismo tiempo su fe no se manifiesta plenamente en su obrar.

En efecto, todo árbol bueno da fruto bueno, pero si dicho árbol no da todo el fruto que debería dar, sus ramas deben ser limpiadas, disciplinadas en Amor.
Esto es precisamente lo que acabamos de leer en Juan 15, no es cierto?
2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Es esta la razó por la que el Señor muestra su desagrado mediante una imagen pefectamente gráfica,
... te vomitaré de mi boca.
La falta de entrega, la falta de devoción por las cosas de Dios es una copa de mal gusto para el Señor, de ahí la metáfora.

Sin embargo, la tibieza de los de Laodicea radica en su ignorancia y desconocimiento con respecto a aquello a que han sido llamados, no en su maldad.
Esto nos lo indica claramente el versículo 17,
17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
En efecto, los hermanos de la iglesia tienen fe auténtica, saben por tanto que son salvos por fe y no por obras, son consciente de que han sido justificados a ojos de Dios (soy rico, y me he enriquecido), sin embargo, erran al considerar el papel de las obras en la Salvación (me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad).

Es cierto que uno no debe obrar para ser salvo, pero no es menos cierto que debe obrar porque es salvo.

Dios no ha llamado a su Iglesia a permanecer pasiva y regoderase en su Salvación, sino que la ha llamado a dar fruto, a ser luz entre los hombres,
16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que viendo vuestras buenas obras, glorifiquen al Padre que está en los cielos.
Mateo 5
Los hermanos de Laodicea sufren una mala teología y no son conscientes de su error,
... y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
Ahora bien, qué solución ve el Señor a todo esto?

El viejo mensaje cristiano: arrepentimiento y vuelta al Camino.
... sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
Apocalipsis 3:19
Exacto, por eso el Señor les dice que abandonen su pobreza espiritual, que cubran su desnudez con los ropajes de justícia y buenas obras, que abran los ojos y puedan ver el mundo de autosatisfacción en el que se encuentran.
18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
Nada de conformismo, nada de tibieza, obrar, obrar y obrar, pues deben ser luz para el mundo.

Ahora bien, reflexionemos sobre la situación en que se encuentran los hermanos: los hermanos son pobres, están desnudos y son ciegos.

Dónde se encuentra la solución a su lamentable estado?

La respuesta a esto es el versículo 20...
20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Es decir, cómo puede alguien pobre espiritualmente, enriquecerse?
Cómo puede alguien desnudo, cubrirse si es pobre?
Cómo puede ver si está ciego?

La respuesta está en la oración, oración, oración y fe en la Gracia de Dios.
1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.

2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.

3 Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.
Isaías 55
Arrepentimiento, acogimiento a la Misericordia del Señor y vuelta al Camino.

La carta a la iglesia de Laodicea es Jesús llamando a la puerta, reprendiéndoles en Amor, llamándoles a arrepentimiento y ofreciéndoles la solución: acudir a él de nuevo.

Por todas las razones que hemos visto, podemos afirmar sin ningún género de dudas que Apocalipsis 3:20 es un versículo adecuado para reconduicir a hermanos enfriados o tibios en su fe, pero nunca para mostrar que la Salvación depende de la voluntad última del ser humano que acepte el ofrecimiento de Dios.

Por todo ello, dad gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo.