Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



viernes, 13 de mayo de 2011

De Juan Crisóstomo y la Gravedad de las Discriminaciones entre Cristianos...


Anoche, leyendo los libros sobre el sacerdocio de Juan Crisóstomo, uno de los padres de la iglesia, me encontré con lo siguiente,
Yo, a la verdad, me reía antes de los príncipes seculares porque hacen la distribución de los empleos, no en atención a la virtud y dotes del ánimo, sino a proporción de las riquezas, del número de los años, o patrocinio de los hombres; pero después que he oído haberse introducido también en nuestras cosas el mismo modo irracional, no he tenido ya por tan grande este desorden.
Durante siglos y siglos, la iglesia se dividió entre Alto Clero, y Bajo Clero.

El Alto Clero estaba formado exclusivamente por miembros de la nobleza, los cuales eran los únicos que podían acceder a los cargos más altos de la jerarquía católica.

Más tarde la cosa se flexibilizó y pudieron acceder a los cargos más altos de la jerarquía eclesial a los miembros de las famílias ricas...

Uno no era obispo en atención a la virtud y dotes del ánimo, tal como nos instaban los apóstoles, sino proporción de las riquezas, o patrocinio de los hombres.

Lo primero era lo que los apóstoles, en obediencia al Señor, predicaban.

Lo segundo, era la manera natural de comportarse del mundo.

Cualquiera que imite las maneras del mundo, en clara desobediencia del Señor, demuestra que ni le ama, ni es discípulo suyo pues todos sabemos qué dijo Jesús al respecto,
25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.

26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,

27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;

Mateo 20
No olvidemos que quien dijo Por sus frutos les conoceréis, sabía de qué hablaba...

Sigamos con Juan Crisóstomo.
¿Qué maravilla, pues, que se vean cometer estos errores por unos hombres entregados a los placeres de la vida, amigos de reputación para con la muchedumbre, y que todo lo hacen con el fin de amontonar riquezas? Cuando aquéllos que fingen vivir libres de todo esto, no se hallan más bien dispuestos, sino que altercando por las cosas celestiales, como si se deliberase sobre algunas yugadas de tierra u otra cosa semejante, eligiendo temerariamente a hombres de ninguna consideración, los ponen en el gobierno de unas cosas por las que el Unigénito Hijo de Dios no rehusó evacuar su gloria, hacerse hombre, tomar la forma de siervo, ser afeado con salivas, ser azotado y sufrir, según la carne, una muerte ignominiosa.

Y no paran en esto, sino que añaden otros absurdos mucho mayores: porque no solamente admiten a los indignos, si no que excluyen a los que son útiles.
Y como si se debiese arruinar por las dos partes la firmeza de la Iglesia, o como si no bastase la primera causa para irritar la divina indignación, así añaden esta segunda, que no es menos grave.
Grave, pues es algo que todos sabemos que Santiago nos advertía contra ello, por tanto, nadie puede alegar desconocimiento.

Sigamos.
Porque yo juzgo ser igualmente malo el tener apartadas a las personas útiles, que el introducir a las inútiles. Y esto se hace para que el rebaño de Cristo no pueda por parte alguna hallar algún consuelo, ni aun siquiera respirar.

¿No son estas cosas dignas de mil rayos? ¿No merecen un infierno mucho más terrible que el que nos está amenazado? ¿Y con todo, sufre y tolera estos males aquél que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva? ¿Quién podrá admirar bastante su bondad y amor para con los hombres? ¿Cómo no quedará pasmado de su misericordia? Las personas dedicadas a Cristo destruyen la heredad de Cristo mucho más aun que sus mismos contrarios y enemigos.
Cada vez que veamos en una iglesia evangélica que a alguien se le da un trato especial por ser de determinada raza, status social, por tener determinada posición económica, etc, hemos de recordar las palabras del hermano, y cortar la idiotez al instante, no sea que alguien escriba sobre nosotros, y con razón sentencie que en nuestra iglesia las personas dedicadas a Cristo destruyen su heredad mucho más aun que sus mismos contrarios y enemigos.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios Padre en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...