Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



viernes, 7 de octubre de 2011

De Reencuentros y Semillas de la Promesa...


Como Dios prometió a Eva que una semilla suya acabaría con la del Dragón, esperamos obedientemente un niño.

Eva tuvo a Caín y a Abel, pero dado que en ninguno de los dos se cumplió la Promesa, esperamos un poquito más.

Entonces llegó Seth, y cruzamos miradas de complicidad, pero al ver que él tampoco acabó con la enemistad, nos sentamos a esperar.

Esperando que te esperarás, dimos la bienvenida a Mahalaleel, a Lamec, a Madai, a Ada y a tantos otros, que si los escribiera todos, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que tendría que escribir.

La Promesa no llegaba, mientras el Dragón seguía vivito y coleando, pues todas las semillas de Eva acababan bajo tierra.

La risa de Isaac se apagó, llegaron nuevos faraones que no conocían a Josué, Moisés fue enterrado más allá de la tierra prometida, y la espera no llegaba a su fin por una razón muy simple.

Adán fue creado a imagen de Dios, pero su pecado le hizo súbdito del Dragón, y dado que los hijos de Adán fueron creados a imagen suya, los hijos del esclavo eran tan esclavos del amo como su padre.

Por mucha semilla de Eva que llegara a este mundo, todas vivían en esclavitud, por eso Sarah reía, porque comprendía la imposibilidad de una semilla de Eva que no fuera imagen de Adán, un milagro en forma de un ser humano Hijo de Dios, no de Adán.

Pero entonces llegó la Promesa, pues lo imposible para el hombre es posible para Dios.
Jesús, nacido de mujer pero no del carpintero, engendrado de Dios pero no creado, lleno de Gracia y Verdad, pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la Gracia y la verdad vinieron por medio de Jesús el Cristo.

Apartaos y cubrid el suelo con ramas de árboles al grito de Hosannah, porque la Promesa viene montando un pollino.
Abrid paso para que así pueda ser traicionado, abandonado, negado, insultado, ridiculizado, escupido, golpeado, latigado, clavado, ensartado...
Apartaos para que tome la copa de la Ira, mi copa, para que hiera al Dragón en el Gólgota mediante la entrega de su cuerpo, para que se haga pecado por nosotros, y así podamos ser Justicia de Dios en él, o es que todavía no has visto que la Promesa era el Evangelio?

El Niño que esperábamos era el Niño Dios, y al encontrarle, todos los perdidos nos reencontramos con Dios.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...