Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



lunes, 21 de noviembre de 2011

De los Tres Tipos de Hombre y el Alma...


26 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
Mateo 16:26a
El hombre carnal cree que no tiene alma.

El natural cree que tiene alma.

El espiritual sabe que es alma.


Del Evangelio de la Gloria de Dios en la Faz de Jesucristo...


4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del Evangelio de la Gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.
6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la Gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

2 Corintios 4:4-6
Cuando Pablo nos dice que Dios brilla en nuestros corazones para darnos la Luz del conocimiento del Evangelio de la Gloria de Dios en el rostro del Cristo, nos está diciendo que el propósito de la iluminación del Evangelio en nuestros corazones es para que podamos ver la Gloria de Dios en (el ministerio y sacrificio de) Jesús.

El Plan de Salvación tiene como fin último glorificar la Naturaleza de Dios, de ahí que Pablo llame la Buena Nueva el Evangelio de la Gloria de Dios en el rostro de Cristo.

Algo parecido encontramos en 2 Tesalonicenses 2:13-14, donde leemos que,
13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para Salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la Verdad,
14 a lo cual os llamó mediante nuestro Evangelio, para alcanzar la Gloria de nuestro Señor Jesucristo.
El Evangelio es el medio a través del cual el hombre alcanza la Gloria del Cristo Mesías, por eso la Buena Nueva es el Evangelio de la Gloria de Dios en el Cristo, una Buena Nueva que para el mundo es locura.

La Gloria de Dios es otro de los temas más descuidados en nuestras iglesias, lo cual es un grave error, pues nosotros hemos sido llamados para Glorificar a Dios.

Ahora bien, para entender de qué nos habla Pablo en el pasaje en cuestión, hemos de recordar la oración de Jesús la noche antes de ser entregado,
24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi Gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
Juan 17
Cierto, una de las gracias de la Salvación es poder compartir la Gloria del Cristo, disfrutar de la Gloria de Dios revelada en él.

Es decir, el Amor de Dios no se revela simplemente en el hecho de salvarnos de las consecuencias de nuestros pecados, Dios no brilla en nuestros corazones para que podamos mirar a la cruz y ver lo mucho a lo que está dispuesto a hacer Dios por nosotros a causa de lo mucho que valemos, sino que brilla para que podamos disfrutar lo mucho que vale Él.

El mayor regalo que Dios puede dar a una criatura no es manifestar Su Gloria como en el caso de Moisés, sino que pueda compartir Su naturaleza, Su Gloria, y esto es lo que hace Dios con los redimidos por el Mesías Dios.

En efecto, que el Evangelio tenga como fin último glorificar a Dios nos enseña que Dios salva al pecador para manifestar Su Gloria, por Amor al pecador, y esto es importante tenerlo claro para evitar toda sospecha sobre el carácter egocentrista de Dios.

En otras palabras, Dios será glorificado en todo aquello que haga, pues es Su naturaleza, de ahí que sea un acto de la más pura generosidad que Dios permita que algunas de Sus criaturas puedan compartir lo máximo, es decir, Su Gloria.

Que no seamos capaces de valorarlo como merece simplemente es indicativo del estado caído del ser humano.

Ahora bien, el hombre natural ni valora ni busca la Gloria de Dios, pues solamente le interesa la propia, de ahí que haya tantos cristianos no regenerados que son teocéntricos porque creen que Dios es antropocéntrico.

Aman a Dios pues creen que es una especie de Genio de la Lámpara Maravillosa.

Es a estos cristianos a quienes va dirigidos esta entrada.

Sigamos.
Decía que el Amor de Dios manifiestado en el Evangelio consiste en el hecho de iluminarnos de manera que podamos ser sanados de nuestro egocentrismo y ceguera por lo espiritual, y podamos ver, valorar y disfrutar de la Gloria de Dios.

Exacto, la mayor felicidad es liberarnos de la necesidad de buscar la propia gloria, al encontrar la felicidad en la glorificación de Dios en nosotros.
50 Pero yo no busco mi Gloria; hay quien la busca, y juzga.
Juan 8:50

51 Gloria de los hombres no recibo.
Juan 5:41

44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la Gloria que viene del Dios único?
Juan 5:44
Y solo valorando la Gloria de Dios por encima de todo, es como el cristiano glorificará a Dios siñendole fiel en sus angustias, tribulaciones, soledades, sufrimientos... aunque ese es otro tema.

Decía que esta es la razón por la que Dios ama Su Gloria, porque esa es la base de Su Amor por nosotros, al darnos lo que más puede satisfacer a nuestras almas: ver la Gloria de Dios para la que fuimos creados.

Nuestra sociedad entiende el amor de manera egocéntrica, pues cuántas veces no hemos escuchado Te amo por cómo me haces sentir...?

Eso no es Amor, eso es egocentrismo, pues el indivíduo valora aquello que le satisface a él.

Sin embargo, Dios nos enseña que el Amor verdadero no busca lo suyo, por eso la búsqueda de Dios de Su propia Gloria es un acto de generosidad, de Amor.

Es en este Amor por Su Gloria, es en esta búsqueda de la manifestación de Su Gloria, es en este deseo de compartir Su Gloria en lo que podemos reposar, esa es nuestra confianza, pues eso es lo que garantiza que podamos ser felices en lo único que puede satisfacer nuestra alma: la Gloria de Dios en el rostro del Cristo.

Esto es lo que explica el por qué de las contínuas exortaciones de los apóstoles a que no busquemos nuestra propia gloria sino la de Dios, pues parte del regalo de Dios para con nosotros, está el dejar que le glorifiquemos,
31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la Gloria de Dios.
1 Corintios 10:31

20 Porque habéis sido comprados por precio; Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
1 Corintios 6:20
Nos quedamos cortos si predicamos la Buena Nueva del Mesías muriendo por nosotros, si no anunciamos el propósito de Dios de glorificarse en el Cristo.

Nuestra redención en el Cristo que anuncia el Evangelio tiene un propósito mayor: que el pueblo llamado por Dios pueda glorificarle en la felicidad de alcanzar aquella Gloria para la que fueron creados.


Mientras meditáis en todo ello, dad las gracias a Dios nuestro Padre en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...