Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



lunes, 12 de diciembre de 2011

De Marchas que Son Presencias...


20 Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia,
21 ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.

Lucas 17:20-21
Cuando comprendemos que el Espíritu es el reino, vemos que en el soplo de Dios tras la glorificación de Jesús, establece una Unidad orgánica entre el Rey y sus hermanos, entre la cabeza y su cuerpo.

Uno.

Nos conviene que marche, porque su muerte trae lo que estuvo entre nosotros, y de la misma manera que oyes silbar el viento, pero ni sabes ni de dónde viene ni a dónde va, así es la entrada al reino.

Oh sí, vive en paz con las leyes de los hombres, pero no olvides que ser Uno es lo que evidencia tu pertenencia a un reino que es Espíritu.

Que observes matemáticos rituales, te sometas a rígidas jerarquías, cumplas fielmente toda rutina espiritual, ores con puntualidad ascética, conozcas la Palabra desde el Alfa al Omega, etc, no hace que seas Uno, sino tan religioso como los tipos que conspiraron contra el Rey.

Bienaventurado si ves la pobreza espiritual que deviene de confiar en tus obras, bienaventurado si lloras por ello, bienaventurado si mansamente te sometes a tu Señor, o no te he repetido más de una vez que la vida cristiana no consiste en hacer y hacer, sino en dejar de poner resistencia al Espíritu que mora en ti...?

Uno.

El que es de la carne piensa en las cosas de la carne, el del Espíritu en las del Espíritu, pero es curioso que tanto Uno como el otro, se alegren por la marcha del Rey.

El de la carne ve la ascensión de Jesús como la liberación de todo aquello que amenaza su autonomía, el que es Uno como la evidencia de su presencia.

El de la carne ve en la marcha de Jesús posibilidad de reedificar las barreras necesarias que eviten que su Yo deba entregarse al Otro, el que es Uno como su derrumbamiento.

La marcha del Rey permite que los dioses del mundo olviden que morirán como cualquier otro hombre, y que las cabras disfrazadas de ovejas corran tras las cosas del mundo, pues es necesario que hayan divisiones en el rebaño para probar quién es Uno...

Y quién No.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre por todo, en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...