Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



jueves, 2 de febrero de 2012

De que el Mesías Es mi Aventador...


16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
17 Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

Lucas 3:15-17
El versículo 17 resume de una manera magistral, parte del ministerio terrenal de Jesús.
En efecto, en la antigüedad, los campesinos empleaban un aventador -un rastrillo- con el que lanzaban al aire el trigo cosechado, para que el viento se llevara las impurezas, las partes más livianas del trigo.

Los granos caían a los pies del campesino, el triglo limpio era reunido en el granero, y las impurezas lanzadas al fuego.

Y eso hizo el Señor con el mundo.
Cierto, Jesús no solo separa el trigo de la paja, pues nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quisiere revelar, sino que lanza hacia lo alto a su pueblo para que mediante su Palabra el viento que es el Espíritu, se lleve las impurezas en él.
21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.

Juan 20:21-22
El Padre llama, el Hijo redime y el Espíritu santifica al aplicar la obra redentora del Señor, al limpiar -en el moldeamiento a imagen de Jesús en que consiste la santificación- las impurezas en nosotros, y así poder presentarnos limpios de toda escoria mundana en nosotros.

No es de extrañar que el mismo Juan describa a la comunidad de redimidos del Señor como los dispersos, los aventados,
51 Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;
52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en Uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.

Juan 11:51-52
Cierto, una consulta al griego nos permite ver que la palabra διεσκορπισμένα -Dieskorpismena- deriva del verbo διασκορπίζω -Dieskorpitso- el cual quiere decir Dispersar o Aventar.

Los que estaban lejos son reunidos y hechos Uno en la Congregación del Pan de Vida que sopló el Aliento de Dios en ellos, de ahí que en la Didaché de los Apóstoles, veamos la misma imaginería,
9:4 Como este fragmento (Pan) estaba disperso (Trigo) sobre los montes, y reunido se hizo Uno, así sea reunida Tu Iglesia de los confines de la tierra en Tu Reino.
Porque Tuya es la gloria y el poder, por Jesucristo, por siempre.
En efecto, pues como nos explicó el Señor Jesús, el Reino de los Cielos es semejante a un hombre dueño de un campo que dijo a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero, pues quien no es trigo es paja, quien no es reunido es dispersado, quien no es aventado permanece en sus pecados, y quien no es Uno en Cristo arderá como la cizaña...

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias por todo a Dios nuestro Padre en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...