Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



domingo, 19 de febrero de 2012

De Golpes, Leopardos, Hábitos e Imposibilidades Hechas Posibles...


13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
Lucas 18:13
Dios, gime entrecortadamente por los golpes en su pecho, en lo que más que una exclamación es toda una oración.

El publicano que descendió a su casa justificado, ignora que el fariseo necesita cambiar su corazón de piedra, pero sabe que él necesita un cambiar su actitud, o es que pecaremos para que la Gracia abunde?

La confesión de nuestros pecados no es un trámite por el que hemos de pasar hasta la próxima caída, sino una declaración abierta y manifiesta del deseo de dejar atrás aquello que nos hizo golpear el pecho.

Bien, pero de la misma manera que el etíope no puede mudar su piel, o el leopardo sus manchas, nosotros, habituados a hacer mal, no podemos hacer el bien, gime el publicano golpeándose el pecho una vez más.

Cierto, pero que lo imposible para el hombre sea posible para Dios, no quiere decir nada más que el hombre solo puede hacer lo imposible mediante la acción de Dios en él.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...