Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



domingo, 26 de febrero de 2012

De Lo Mucho Más, y Lo Mucho Menos...

9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.
10 Amaos los unos a los otros con Amor fraternal;

Romanos 12:9-10
Al legalista no le preocupa saber que ser cristiano es mucho más que amar a Dios sobre todas las cosas, al prójimo como a uno mismo, y al hermano como el Señor le amó a él.

No obstante, lo que le resulta aterrador es que ser cristiano no es nada menos...

En efecto, porque tal como escribió Jonathan Edwards, no hay obras por muy recurrentes que sean que puedan compensar la falta de sentimientos verdaderos.

De Conocimientos, Precios y Valoraciones...


6 Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
Juan 13:6
Qué es aquello valioso?
Aquello que valoramos.

En sociedades donde es requisito que la mujer sea virgen antes del matrimonio, la virginidad tiene un valor enorme, pero en otras como la nuestra donde ya no lo es, la virginidad prácticamente no tiene valor alguno.

Es decir, nosotros determinamos el valor de las cosas.

Ahora bien, que el Cordero fuera inmolado desde desde el principio del mundo quiere decir que Dios sabía perfectamente el precio que tendría pagar por ello, y cuál fue ese precio?

El precio más alto que jamás podría haber dado: Su Mesías, la encarnación de Sí mismo, Su propia imagen.

Dios nos reconcilia conSigo mismo en el Cristo Mesías, Dios endereza -lo que nosotros habíamos torcido- en Jesús, el Mesías Dios que se rebajó a vivir como hombre.

El conocimiento de quién es Dios no sirve el propósito de hacer que nosotros nos valoremos más a nosotros mismos, sino que -tal como nos recuerda John Piper- la manifestación de Dios en nuestras vidas sirve al propósito de hacer posible que nosotros podamos verLe como lo que Es, y así podamos valorar con el pasmo, temblor y temor que merece, Su entrega por nosotros.

Pedro se maravilla de que el Mesías, el profeta entre los profetas, se arrodille para lavarle los pies...

Pero la sorpresa se torna hiperbólica cuando tras Pentecostés comprende que el Mesías era Aquel anterior a todas las cosas y por quien todas las cosas en él subsisten, que era la Palabra de Dios hecha carne que no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Y es este pasmo lo que le lleva a Pedro a decir Gracia y Paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios nuestro Padre por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...