Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



sábado, 17 de marzo de 2012

De que la Oración Es el Estado de Nuestra Naturaleza...

17 Orad si cesar.
1 Tesalonicenses 5:17
En otras palabras, la oración no es una costumbre, una rutina o un hábito.
Es un estado.

Un estado que a veces interrumpimos por un momento, pero al que volvemos ineludiblemente, pues la oración es la condición propia de nuestra naturaleza.