Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



lunes, 9 de abril de 2012

De Lucas 4:22, Rechazos, Gracia y Prejuicios...

22 Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de Gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
Lucas 4:22
Fíjate cómo se desarrolla la escena, Jesús anuncia la necesidad de arrepentimiento para volver a estar en Paz con Dios, pero sus paisanos -que lo último que quieren es arrepentirse de la vida que llevan- buscan una excusa en Jesús que les libre de su responsabilidad: ¿No es éste el hijo de José...?

Ya sabes, es verdad lo que dice, pero no sé... no es el hijo de José...?

Y lo mismo nos pasa a nosotros cada vez que predicamos a alguien el Evangelio:
Entiendo lo que dices, pero no sé, hay tantos pastores ladrones... y sacerdotes pederastas... y tanto hipocrita entre los cristianos...

Y es verdad, hay pastores ladrones, sacerdotes pederastas e hipocritas entre los cristianos, pero nada de esto te exime de tu responsabilidad ante Dios.

De este modo, para demostrar que sus paisanos no creen en sus palabras simplemente por la dureza de su corazón, Jesús les muestra que sus objeciones son una burda excusa, y lo hace al hablrles de la Gracia de Dios sobre aquellos que más prejuicios despiertan entre ellos: los gentiles.
25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;
26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.
Cierto, de ahí que el rechazo a las palabras de Gracia de Jesús sea tan vehemente como su repulsa por la Gracia de Dios en los gentiles.
28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.
Y este es el punto, a saber, que la dureza de corazón que evita que nos acojamos a la Gracia de Dios, es la misma que la que hace que nos parezca insufrible que Dios derrame Su Gracia sobre aquellos que más odiamos.

Mientras meditáis en todo esto, dad las gracias a Dios por todo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo...