Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



domingo, 24 de junio de 2012

De Cómo Demostrar el Pecado Original en la Misma Persona que Niega Su Existencia...

Esta mañana he mantenido una agradable conversación con un tipo abiertamente anticristiano.
A diferencia de la inmensa mayoría de los que suelo encontrarme, el susodicho al menos había oído campanas, de ahí que lo primero que ha hecho haya sido criticar lo que él llamaba Pesimismo cristiano, es decir, la idea del pecado original que causó la caída de la humanidad.

- Eso es una idiotez porque yo procuro ayudar a todo el mundo, ha replicado con toda sincerad.

- Mejor, pero cuando hablamos de la Depravación Total del ser humano, no queremos decir que todo el mundo sea todo lo malo que pueda ser, ni que sea incapaz de hacer el Bien.

- ...

- Para que veas lo que queremos decir, déjame pedirte que me describas lo que sería para ti un hombre bueno.

Su descripción -absolutamente humanista- me ha presentado a una especie de Jesús desacralizado.

- Bien, si para ti eso es lo que es ser un hombre Bueno, déjame preguntarte si tú vives como el modelo que presentas.

- ...!?
A veces...
ha contestado poco convencido.

- Pero si sabes cómo tendría que vivir un hombre Bueno, por qué no vives así?

Su cara lo ha dicho todo: No se puede...!

- Pues eso es la Depravación Total del ser humano, el resultado del pecado original, he añadido.

Es decir, que por mucho que sepamos lo que es el Bien, por mucho que sepamos cómo deberíamos comportarnos, por mucho que entendamos que es mejor hacer el Bien que el Mal...
Lo último que queremos es vivir haciendo el Bien.


Su respuesta me ha dado la razón, pues el hombre bueno que me había descrito, nunca decía palabrotas...