Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



miércoles, 17 de octubre de 2012

De las Implicaciones de la Lectura del Salmo 104 al Empezar el Día tras la Tarde...

5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche.
Y fue la tarde y la mañana un día.

Génesis 1:5
En la cultura occidental los días empiezan tras la medianoche, pero en Génesis 1 vemos que Dios organiza los tiempos de distinta manera.

La tarde vino antes de la mañana, escribe Moisés, de ahí que los judíos dividan el día de puesta de sol a puesta de sol.
Del mismo modo, en las iglesias orientales, el culto de las vísperas -el cual se realiza tras la puesta de sol- es considerado el primer servicio del nuevo día, no el último del día presente.
En otras palabras, dicho servicio es un prólogo, no un epílogo.

No es de extrañar que en dichos cultos se suela cantar el Salmo 104, dado que en él se alaba a Dios por Su creación, pues el nuevo día debe rememorar tal como empezó el primero.

De esta manera, cada vez que cantamos el Salmo 104 cuando empieza el día, lo que estamos haciendo es re-presentar el oficio de Adan, es decir, cumplir aquello para lo que Adan fue creado y no fue capaz de realizar.

Adan y Eva fueron creados para ser imagen de Dios, de ahí que ambos fueran Reyes y Sacerdotes.
Reyes pues eran señores de todo lo creado, y Sacerdotes porque debían vehicular las alabanzas de la Creación dirigidas a Dios por Su buen Orden.

Por tanto, cada vez que despuntamos el día con el Salmo 104 en nuestros labios, lo que estamos haciendo es cumplir el llamado de nuestros padres.
Cierto, pues aunque somos peregrinos, somos igualmente herederos de todo lo creado, y aunque nuestro cuerpo no ha sido redimido, nuestro espíritu sí, de modo que una vez purificada nuestra alma podemos tener acceso al Lugar Santísimo en el Nombre del Sumo Sacerdote de Dios.