Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



miércoles, 7 de noviembre de 2012

Del Imperativo Teológico Cristiano en el Desierto de este Almud...

Una de las bases del Imperativo Categórico kantiano es la defensa de que una virtud debe ser siempre un fin en sí misma, y no un medio para otro fin.

Y esto en parte es lo que significa amar a Dios sobre todas las cosas.

Cuando uno ama a Dios sobre sí mismo, es decir, cuando uno antepone la Voluntad de Dios a la propia -especialmente en aquellas circunstancias en las que la desobediencia supone un beneficio- uno se ajusta a su Imperativo Teológico:
Amar a Dios sobre todas las cosas
Esta es otra de las razones por las que es importante el sufrimiento, pues perfecciona, ejercita y pone de manifiesto nuestro Imperativo Teológico.

Ahora bien, uno de los aspectos más inquietantes y repulsivos a la mente humana del Imperativo Teológico es que la mayoría de las veces éste no supondrá beneficio alguno, sino más bien perjuicio y derrota.

Y esto básicamente por una razón:
La tienda del Imperativo Teológico ha sido levantada en el desierto de un mundo caído que llama a lo bueno Malo, y a lo malo Bueno.

Lo que esto comporta es que cuando es seguido, el Imperativo Teológico brilla con una Luz como la del candelero que ilumina el almud de este mundo, pues el beneficio personal no es la motivación ulterior.

(*)

Y esto pone de manifiesto lo transcendente del Imperativo, pues no es sujeto ni dependiente de nada terreno, de ahí que Dios venza al mundo sin las armas del mundo...

Cuando un galileo derrotado en una cruz hace una promesa de Vida eterna a alguien menos derrotado que él, está poniendo de manifiesto lo transcendente, lo libre y victorioso del Imperativo, pues es la propia voluntad de ajustarse a otra Voluntad mayor la que lo ha llevado a una victoria que es vista como una derrota en un almud que llama a lo bueno Malo, y a lo malo Bueno.


(*)
(Es cierto que alguien podría decir que hay mucho de hedonismo -privarse de un placer inmediato para alcanzar un placer (Salvación) mayor- en la obediencia cristiana, pero en este caso no podríamos hablar de Imperativo Teológico, pues en dicha transacción económica, el fin último lo sería uno mismo...)