Déu Pare, dame Gracia y pone en mí el deseo de buscarte, para que al buscarte pueda encontrarte, para que al encontrarte pueda amarte, y para que al amarte pueda odiar con todas mis fuerzas, con toda mi alma y todo mi corazón, todos los pecados de los que me has salvado...
En el Nombre de Jesús, amén!



domingo, 16 de diciembre de 2012

De Nuestros Silencios y la Cercanía de Lo que Creemos Lejos...

14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.
Mateo 27:14
Reflexión 1:

Lo que dejó perplejo a Pilato no fueron las palabras de Jesús sino su silencio, el cual se mostró encriptado para el romano, porque la única manera de interpretar nuestros silencios es a la Luz de nuestras palabras.
37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
Juan 18
Reflexión 2:

Para preservar el orden, Pilato quiere mantener el problema como un asunto interno judío, no romano, y mucho menos personal.

Y aunque el problema entre el romano y el galileo es espiritual, no político, Jesús da la vuelta al interrogatorio y le muestra que el Reino que Jesús confronta no tiene nada que ver con gobierno terreno alguno, sino con el Gobierno/Reino de Dios en el corazón de todo hombre.

Y lo que para el romano era aparentemente un asunto lejano, Jesús lo hace cercano.